8.22.2006

La mascota

(Aclaracion: Queria hacer publico algun texto de mi querido amigo, hoy llamado, Pipo Radio. Asi que aqui lo tienen, para su deleite y el mio tambien, claro esta. Ojala alguien lea y lo disfrute como yo)

“Abrigos para mascotas, abrigos para mascotas!”.
La voz del vendedor de la calle Corrientes era la de todos los demás, pero su oferta se me hizo irresistible. Giré y sin pensarlo dije: ”necesito un abrigo para mascotas” mientras me reprochaba a mí mismo que seguramente algún anuncio publicitario había hecho mella en mí. Hubo un silencio algo incómodo y mi nuevo antagonista procedió: “¿qué mascota tenés?”.
Ahora, esto jamás lo hubiera previsto. Me fulminó con la sencillez de su pregunta, que cayó como un balde de agua fría. Me reagrupé razonando que para que esta transacción tuviera sentido yo debía tener una mascota.
Acobardado, luego de pensar unos instantes contesté: ”no sé”. El vendedor con su personalidad magnética insistió pérfido: ”describímela, en una de esas....”. Yo estaba al borde de las lágrimas. ¿Describir una mascota? ¿Era acaso posible? “Este me vio cara de novelista” pensé y sin embargo la fascinación de las palabras pudo más y a continuación vinieron una sarta de adjetivos que manaban de mi boca, algunos en franca contradicción entre sí (“la poesía es subjetiva” me decía a mí mismo).
En medio de la parafernalia del recitado, se iluminó mi rostro. Recordé que mi mascota era un caballito de mar que apodé “Rocinante”.
Le comuniqué el nombre, y como aquello no bastó procedí a detallar la especie. Esto pareció tomar por sorpresa al vendedor que me miraba atónito.

Luego de otro silencio finalmente dijo: ”Por tu descripción yo diría que tenés un basilisco.”
Casi me río en su cara. Pensé que me tomaba por un idiota, que probablemente tenía demasiada ropa de basilisco en stock y que me la quería enchufar a mí. En tono ofendido repuse: “no sea necio, se sabe que los basiliscos petrifican con su mirada...” ”Es que por lo que contás, vos tenés un basilisco enfermo.”
La lógica implacable de mi interlocutor me revelo mi propia crueldad velada por años de cariño superficial, de dependencia sofocante, de soledad resentida y entonces comprendí verdaderamente la responsabilidad de tener una mascota.
Volví a casa decidido a ser un hombre nuevo, pero ya era tarde, mi basilisco había muerto.

2 Comments:

Blogger S0l said...

me llego ese texto
es muy lindo
soñaste que leias mi blog?
aahh.. nose creo mas en la teoria que borre textos





saludos, che!
Lindo como siempre esto.. eh

5:10 p. m.  
Blogger Johan said...

solcha, me alegro que te haya gustado. se lo hare saber al autor y seguro le gustara la noticia...

viste? yo sabia que habia leido algo mas reciente en tu blog... gracias por seguir pasando y leyendo...

7:38 p. m.  

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